Primer Porsche del mundo

El Museo Porsche presenta un vehículo eléctrico original de 1898

Un vestigio muy importante de los primeros años de Ferdinand Porsche enriquece, actualmente, la colección del Museo Porsche en Zuffenhausen (Stuttgart): el original y sin restaurar “vehículo eléctrico Egger-Lohner C.2 Phaeton” del año 1898, con la abreviatura ”P1”. Lo que a primera vista recuerda a un coche de caballos antiguo, es el primer Porsche del mundo.

Diseñado y construido personalmente por Ferdinand Porsche. El vehículo eléctrico de Porsche que, desde que fuera depositado en un almacén en 1902, ha permanecido intacto, es una sensación técnica histórica. Como obra central de la exposición permanente del Museo Porsche, el “P1” constituye un puente entre el pasado y el presente. Para el futuro, la primera obra de Ferdinand Porsche es para el fabricante de deportivos de Stuttgart no solo un legado, sino también un estímulo ideal para los conceptos de vehículos futuros e innovadores, como por ejemplo, el nuevo 918 Spyder.

El pionero de los automóviles, Ferdinand Porsche

Ferdinand Porsche nació el 3 de septiembre de 1875 en el distrito de Bohemia del Norte, Maffersdorf (Vratislavice). Como el tercer hijo del maestro fontanero, Anton Porsche, y su mujer, Anna, tradicionalmente estaba previsto que fuese un trabajador de oficio siguiendo los pasos de su padre. No obstante, su verdadero interés residía en el campo de la electricidad. En 1893 se fue a Viena para empezar como trabajador en prácticas en la empresa electrotécnica “Béla Egger & Co.” (a partir de 1896 denominada “Vereinigte Elektrizitäts-AG”). Ferdinand Porsche, con 18 años, destacó en la sección de pruebas por su extraordinario talento y gran dedicación. Como oyente en la universidad técnica adquirió también conocimientos teóricos que puso en práctica de inmediato. Gracias a su ambición y perseverancia, Ferdinand Porsche, hizo carrera rápidamente. En solo cuatro años, ascendió a director de la sección de pruebas y a primer asistente de oficina. En este puesto, Ferdinand Porsche coincidió con el fabricante de carruajes vienés, Ludwig Lohner, que soñaba con un vehículo eléctrico propio.

El propietario con intereses variados de “K.K. Hofwagenfabrik Jacob Lohner & Comp.” reconoció lógicamente que la era de los caballos había llegado a su fin a la vista del descenso de las cifras de ventas de su carruaje lujoso. Durante su viaje de estudios por Europa y América, tomó conciencia de los cambios de su época, que quiso aprovechar de forma innovadora para la creación de nuevos ámbitos de negocio. Llegó a la conclusión de que quería iniciar la fabricación de vehículos tanto de gasolina como eléctricos. Especialmente para los últimos auguraba muy buenas oportunidades de venta, ya que después de todos los reducidos inconvenientes de ruido y gases de escape de los vehículos eléctricos permitían esperar una mayor aceptación de la población. El equipamiento eléctrico de los vehículos se lo encargó a la empresa “Vereinigten Elektrizitäts-AG”, mientras que el chasis y la carrocería debían proceder de su propia empresa de la calle vienesa Porzellangasse o de la planta de producción en Floridsdorf.

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Réplica del coche híbrido “Semper Vivus“ del año 1900
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