El concepto de la exposición
Resumen
La zona de exposición propiamente dicha se compone de una atrevida construcción de acero que descansa sólo sobre tres pilares de hormigón y que a simple vista parece flotar. Las distancias entre estos pilares son de hasta 60 metros. En el interior se han reunido vehículos históricos y unos 200 objetos de exposición de pequeño tamaño dispuestos con sumo cuidado.
El hilo conductor para el visitante es la historia de los productos de la empresa. Dicha historia se encarga de transmitir la “idea Porsche”, basada en conceptos característicos como “rápido”, “ligero”, “inteligente”, “potente”, “intensivo” o “consecuente”. Partiendo de esta idea básica han nacido hasta el día de hoy pioneras soluciones técnicas destinadas a afrontar retos elementales de la industria automovilística.
Así, se añade la historia del producto y de la competición representada cronológicamente mediante la “idea Porsche”, que se aprecia como hilo conductor en toda la exposición. Se ofrece a los visitantes Guías multimedia portátiles en ocho idiomas diferentes. Estos aparatos contienen información adaptada a niños para los visitantes más jóvenes, así como información ampliada para los adultos. Los microcines ofrecen además información adicional.
Se decidió expresamente prescindir de un “mundo de vivencias” con efectos espectaculares. Los deportivos deben hablar por sí solos. Los visitantes acceden a la sala de exposición en la parte superior del edificio a través de una larga escalera mecánica. Es entonces cuando comienza el viaje en el tiempo por la historia de la empresa en el Museo Porsche, con la primera obra de Ferdinand Porsche: en la zona de entrada de la exposición se encuentra el “Vehículo eléctrico Egger-Lohner modelo C.2 Phaeton” de 1898 que, como obra central de la exposición permanente, constituye el acceso a la historia.