La arquitectura como vivencia

Arquitectura

Las ideas geniales, las tecnologías fascinantes y los vehículos legendarios se merecen un marco adecuado. En la arquitectura del Museo Porsche se ha encontrado ese marco en el que se reúnen el pasado, el presente y el futuro de Porsche.

Y una cosa es segura: el edi- ficio diseñado por Delugan Meissl no pasa desapercibido. Soportado por sólo tres pilares en forma de V, el dominante cuerpo principal del museo parece flotar como un monolito a gran altura del suelo.

El monolito se encuentra a una impresionante altura de diez metros sobre el nivel de la calle, resaltando así la amplitud de la plaza ante la que se encuentra. Su interior alberga la exposición, el restaurante “Christophorus” y la zona de eventos con una azotea. Bajo el mono- lito se acurruca la base del edificio, en la que se recibe a los visitantes del Museo Porsche con un gesto de bienvenida: allí se encuentran el vestíbulo, el taller y el archivo, un pequeño restaurante y una cafetería, la tienda del museo, el guardarropa y las taquillas. La forma ascendente del techo de esta construcción ofrece espacio frente a la entrada para una se- gunda planta en la que se aloja la sala de lectura del archivo.

Los dos cuerpos del edificio están unidos por una escalera de ángulo dinámico parcialmente acristalada y por un ascensor. Los visitantes acceden a la sala de exposición en la planta superior, con una superficie de unos 5.600 m2, a través de una escalera mecánica. Una vez allí podrán decidir si comienzan la visita cronológicamente con la historia de la empresa anterior a 1948 o si prefieren pasar directamente a la parte principal de la exposición a lo largo de la historia de los productos tras 1948 que discurre cronológicamente.

El monolito y la base presentan una geometría diferente desde cada perspectiva debido a sus vanguardistas formas poligonales y a las distintas estructuras y superficies acristaladas. La fachada acristalada del museo de 23 metros de altura con el emblema de Porsche está orientada al norte y es lo primero que ven las personas que llegan hasta aquí con su coche desde la ciudad. El arquitecto ha conseguido, por un lado, crear un centro que destaca en su entorno y, por otro lado, generar una imagen global muy armoniosa.

“Con el nuevo Museo Porsche se ha creado un espacio que aporta una expresión arquitec- tónica a la actitud de confianza y a las elevadas pretensiones de la empresa, al tiempo que hace honor al dinamismo de Porsche. Conocimiento, credibilidad y decisión forman parte de la filosofía, al igual que valor, entusiasmo, fuerza e independencia. Cada idea es enten- dida como una oportunidad para afrontar nuevos retos, para sondear nuevos límites y aún así permanecer fieles. Todo esto debe reflejarse en el museo”, así reza la dedicatoria del arquitecto Delugan Meissl.

Al concurso de arquitectura convocado para adjudicar el proyecto del Museo Porsche se presentaron 170 arquitectos, y el estudio vienés se hizo finalmente con el contrato a comien- zos de 2005.

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